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Orígenes de nuestra cocina

Diversidad y calidad: la península Ibérica está rodeada por dos mares diferentes, con una variedad de productos única; los diferentes climas permiten cultivos de todo tipo, del secano a la huerta, y la ganadería multisecular nos provee de las mejores especies. Productos del mar y de la tierra que llegan puntuales a El Nacional en cuanto pescadores, agricultores y ganaderos obtienen el fruto de su trabajo, para que podamos adaptar la carta al ritmo de las estaciones y garantizar siempre los alimentos más frescos y en su mejor momento de consumo, para aprovechar todas sus ventajas.

Mejillones (Galicia). Con sello de denominación de origen propio, el mejillón es el emblema de la acuicultura marina gallega, donde el marisco es una gran fuente de riqueza. En El Nacional llegan también de esta región almejas, ostras, percebes y otros mariscos.

 Jamón de bellota (Guijuelo). De la denominación de origen Guijuelo (Salamanca) proceden las paletillas ibéricas de bellota que cortan y sirven en El Nacional, curadas en bodegas especiales que reciben los fríos y secos vientos de la sierra de Gredos, que les da el punto perfecto para disfrutar de ellas.

Camarones rojos (Huelva). La gamba roja es la reina de los crustáceos, más valorada que otras especies, como la gamba blanca. En La Llotja se sirven gambas rojas del Mediterráneo y camarones rojos de Huelva fritos

o a la plancha con sal de algas.

Atún del Mediterráneo (Murcia). El atún rojo del Mediterráneo es hoy uno de los pescados más de moda y más valorados en nuestro país y en todo el mundo, ideal para preparar crudo, en forma de tartar, como se sirve en varios espacios de El Nacional.

Trufas (Morella). Morella y Els Ports constituyen uno de los centros más importantes de recolección y comercialización de trufa negra o del Périgord, hongo de olor inconfundible nacido en las entrañas de la tierra que podemos disfrutar entre noviembre y febrero.

Gallo negro (Vilafranca del Penedès). Raza recuperada en los años 90 del siglo pasado, cuenta desde hace tres años con el sello europeo de Indicación Geográfica Protegida y está muy buscada por los conocedores de la calidad de su carne, sobre todo durante las fiestas de Navidad.

Alcachofa (El Prat de Llobregat). El delta del Llobregat es una zona idónea para los cultivos de huerta, y el más popular es el de la alcachofa, de la variedad originaria de Navarra. Recogida a pocos kilómetros, llega a El Nacional con la máxima frescura.

Guisantes (El Maresme). Con epicentro en Llavaneres, el cultivo de este guisante caracterizado por su dulzura se extiende por toda la comarca de El Maresme y podemos disfrutarlo entre febrero y mayo. Llega al restaurante el mismo día que se recoge.

Vino (La Rioja). La Denominación de Origen Rioja es, sin duda, la más popular de la península, y elabora vinos con varios tipos de uvas, entre los que destacan el tempranillo, para los tintos, o el viura, para los blancos.

Queso Afuega’l pitu (Asturias). Uno de los quesos más antiguos y más populares en el Principado de Asturias, protegido por una DO específica que limita su producción al consejo de Grado y municipios adyacentes, se elabora con leche de vaca y se vende tierno, semi-curado y curado.

Calabaza.

Cargada de propiedades, tiene su máximo protagonismo en noviembre, tanto en cremas como asada al horno o en postres.

Gallo del Penedès. 

Alimentado con grano, frutas y hortalizas, tiene una carne fibrada ideal para el plato más tradicional de Navidad.

Trufa.

La variedad de invierno es la más valorada. Simplemente rallada sobre un arroz o unos huevos, los convierte en una delicia.

Erizos de mar.

Marisco exquisito, podemos comerlos crudos, sobre un trozo de pan, o enriquecer un arroz marinero o una salsa.

Calçots.

Cebollas tiernas, rectas, con poco bulbo y más dulces, que suelen comerse escalivadas con la inseparable salsa salvitxada, del tipo romesco.

Alcachofas. 

La flor de la alcachofera es la reina de las verduras de invierno, tanto cocinada a la brasa como rebozada, estofada, en tortilla o cruda, laminada y aliñada.

Habas.

Legumbre que se consume en todo el Mediterráneo. Si son muy frescas, incluso se pueden comer crudas, y la vaina estofada.

Guisantes.

Son la legumbre preferida de los cocineros en invierno, requieren poca cocción y están buenos solos, salteados o como acompañamiento.

Mejillones.

El marisco más asequible y popular, riqueza de Galicia y del delta del Ebro, brilla en todas las recetas de la cocina marinera.

Fresas.

Reinan en las fruterías y son versátiles: se pueden comer crudas, en mermelada y helados, o hechas salsa, para acompañar carnes y postres.