El Nacional arranca una campaña contra la pobreza alimentaria infantil con Cruz Roja


BARCELONA— El Nacional no es ni quiere ser ajeno a la realidad ni a los problemas de la sociedad que lo rodea, por eso ha firmado un acuerdo con Cruz Roja para ayudar a garantizar una alimentación adecuada y saludable a los niños en situación de vulnerabilidad.
La campaña, diseñada por El Nacional con Cruz Roja, se denomina 1 euro, 1 merienda, 1 kg de comida. Durante el período de Navidad, los clientes del restaurante podrán realizar un donativo de un euro a la hora de abonar su cuenta. Ese donativo se destinará íntegramente a la institución humanitaria, que lo convertirá en una merienda equilibrada y rica en nutrientes para un niño o niña. Por su parte, por cada donativo que realicen los clientes, El Nacional dará un kilo o un litro de comida o bebida, según las necesidades que marque Cruz Roja y que destinará a su programa de la Alianza Humanitaria para la Alimentación Infantil.
ALIMENTAR Y EDUCAR. La crisis económica que ha vivido nuestro país y que parece que está remontando ha dejado atrás un notable incremento de la pobreza. Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del 2017, 157.400 hogares catalanes tienen todos los miembros en paro. Por este motivo, tienen que priorizar sus exiguos recursos económicos en la vivienda o en los suministros, afectando de esta manera significativamente el dinero que destinan a la educación, la salud o la alimentación saludable y equilibrada.
El 2016, según el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), el 23% de los hogares con niños y niñas catalanes se encontraban en situación de riesgo de pobreza y no tenían garantizadas las necesidades básicas como la alimentación saludable y equilibrada, la educación o el ocio.
Cruz Roja cuenta con un programa específico a través del cual trabaja para combatir estas deficiencias y que lleva por título Éxito Escolar. Este programa se lleva a cabo en 55 centros de Cruz Roja en toda Cataluña, acoge a unos 1.600 pequeños y es posible gracias al trabajo de cerca de 300 voluntarios y voluntarias que trabajan a diario con estos niños y niñas.
Éstos acuden a los centros después de la escuela y, antes que nada, meriendan. Es aquí donde el donativo de un euro, recaudado de los clientes de El Nacional, se convertirá en una merienda solidaria y saludable. “Pero no vienen solo a merendar”, explican los monitores, sino que les acompañan en la adquisición de hábitos saludables en la alimentación y la higiene. Se les enseña a merendar bien, se les explica que es muy diferente comer un bocadillo y una fruta que bollería industrial o dulces, les enseñan el origen y las propiedades de los alimentos y conocen nuevos productos que no están acostumbrados a ver en su casa, como el aguacate o la mantequilla de cacahuete, y a la vez les motivan para que se acostumbren a comer cosas que no se han planteado nunca.
Después de merendar y adquirir esos hábitos saludables, los monitores hacen lo que denominan acompañamiento educativo, es decir, acompañar al niño en su proceso de aprendizaje. “No se trata de ayudarles a hacer los deberes, sino de ayudarles en la adquisición de competencias: intentamos que puedan crecer personalmente y desarrollarse como personas”, con material específico para las asignaturas escolares y para las diferentes habilidades sociales, vinculando el aprendizaje al juego y a la diversión para que no lo vean como una obligación o un castigo.
Los monitores suelen ser personas jóvenes, para que estén más cerca de la edad de los niños atendidos, y se mantienen ratios pequeñas, de tres a cinco niños y niñas por monitor, “para que los niños se sientan importantes, cuidados y valorados por una persona”. La proximidad de edad también hace que los niños sientan a los monitores “mucho más cerca de su edad y se generen vínculos afectivos”, concluyen los organizadores.

“Hacer de voluntario te hace crecer como persona”. Para realizar las actividades de Cruz Roja son imprescindibles los voluntarios, gente que dedica parte de su tiempo de forma desinteresada a ayudar a otras personas. Es el caso de Nora Barco, una chica de Terrassa de 25 años que hace ya siete que es voluntaria en Cruz Roja Juventud.
Para Nora, que cada día le dedica unas horas al trabajo desinteresado en esta institución humanitaria, “la experiencia es muy positiva, porque aprendes muchísimo”. Por eso, recomienda el voluntariado para el aprendizaje personal. “Estar con los niños te permite aprender mucho de ellos, te sorprenden mucho, desarrollas tus capacidades creativas, vives buenas experiencias, compartes con otros voluntarios y eso crea mucho vínculo y te hace crecer como persona”, explica. Pero, sobre todo, valora el aprendizaje que te llevas y las experiencias y los momentos divertidos que puedes vivir, tanto con los otros monitores como con los niños.
“Es muy bonito cuando te encuentras a los niños por la calle y vienen y te explican lo que han hecho durante el día. Ves que realmente formas parte de su vida en algún momento y que eso les queda, que este proyecto es muy importante para ellos”.
