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La telemedicina da el salto con la pandemia

Al evitar desplazamientos y eliminar barreras geográficas, la medicina a distancia se ha convertido actualmente en el mejor aliado de médicos y pacientes
Isabel Zúñiga
Los síntomas más frecuentes
Resulta evidente que el concepto inicial de telemedicina se ha visto ampliado. En este nuevo escenario prefiere utilizarse el término ‘salud digital’, entendida como la disciplina que abarca todas aquellas tecnologías con el objetivo común de cuidar de la salud de las personas y mejorar el servicio médico y asistencial.
La salud digital (e-Salud) se construye sobre múltiples elementos tecnológicos, como webs y blogs, distinguiendo varias áreas de desarrollo que pueden incorporarse a los sistemas de salud.
• Automatización de procesos y servicios.
• Telemedicina.
• Teléfonos móviles y aplicaciones para el seguimiento de pacientes.
• Inteligencia artificial y genómica.
• Dispositivos portátiles (wearables) como relojes inteligentes con determinados algoritmos dirigidos a controlar funciones vitales.
• Dinámicas de juego para familiarizar a los pacientes con nuevas tecnologías y mejorar los resultados de determinados tratamientos.
• Terapias que utilizan realidad virtual y realidad aumentada.

La irrupción de la Covid-19 ha modificado los hábitos de la sociedad en muchos aspectos, siendo el sector sanitario uno de los más afectados y que mayor transformación ha vivido. Al igual que el teletrabajo, la telemedicina se ha posicionado como la solución para evitar desplazamientos innecesarios, una de las medidas más efectivas de prevención.

RESPUESTA AL AISLAMIENTO
Tal vez pudiera parecer un concepto de creación reciente, pero el origen de la telemedicina se sitúa en la década de los 70, coincidiendo con el desarrollo de la tecnología. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como “la prestación a distancia de servicios de salud –en los que la distancia es un factor determinante–, por parte de profesionales sanitarios mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para el intercambio de información válida para el diagnóstico, el tratamiento, la prevención de enfermedades, la investigación y la evaluación y para la formación continuada de profesionales sanitarios, todo ello con el objetivo final de mejorar la salud de la población y de las comunidades”.

HOGARES BIEN COMUNICADOS
Según datos de la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares correspondiente a 2019, del Instituto Nacional de Estadística (INE) el 91,4% de los hogares españoles tiene acceso a internet. De estos, el 99,7 utilizan banda ancha (ADSL, telefonía móvil, 3G o 4G, fibra óptica o red de cable).
El uso generalizado de internet en los hogares, sumado al incremento de las capacidades de los teléfonos móviles y otros dispositivos, ha propiciado el gran salto de la telemedicina. No sólo ha permitido mantener el contacto de las personas con sus médicos por otras patologías, sino que ha contribuido a la gestión de la pandemia puesto que el seguimiento de pacientes a través de wearables ha permitido mantener a estas personas monitorizadas, permitiendo liberar a su vez plazas hospitalarias para los casos más extremos.

UNA HERRAMIENTA MUY SOLVENTE
Especialmente al inicio de la pandemia, la atención primaria tuvo un papel extraordinario de contención, tal como se desprende de los resultados de la encuesta realizada durante la semana del 23 al 27 de marzo a petición de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) entre profesionales de esa área. Durante ese intervalo de tiempo, muchas de las actividades esenciales pasaron a realizarse vía medios telemáticos, especialmente a través de los teléfonos. Según se calcula, en ese período pudo haber más de 4 millones de llamadas telefónicas realizadas por el conjunto de médicos de familia de Atención Primaria. Actualmente, en algunas especialidades las revisiones de pacientes conocidos con una patología ya diagnosticada tienden a hacerse de esa manera, sobre todo si se trata de un ajuste o cambio de tratamiento, aunque todo dependerá del criterio del médico y de la evolución del proceso. Además, los profesionales de atención primaria realizaron el seguimiento de más de 900.000 pacientes con cuadro clínico probable de Covid-19, con sintomatología leve y sin confirmación, la mayoría de los cuales no precisaron atención hospitalaria.

UN SALTO SIN VUELTA ATRÁS
La pandemia está suponiendo “un salto hacia la telemedicina real y un uso muy racional de los recursos por parte de los pacientes con síntomas menores”, según señala Salvador Tranche, presidente de la semFYC, quien apunta que “muchos profesionales han empezado a impulsar las videollamadas con sus pacientes, para tratar de mejorar la calidad de la entrevista clínica y los resultados de la misma”.

UNA GRAN ACOGIDA
Por su parte, las videoconsultas han aumentado exponencialmente desde el inicio de la pandemia, pasando de 42.000 en todo 2019 a más de 435.750 en lo que va de año, tal como nos informa Sanitas. En el caso de la aseguradora, entre las especialidades más demandadas están medicina general, dermatología, pediatría, psicología y ginecología y obstetricia.
El colapso hospitalario provocó la búsqueda de alternativas para el cuidado de la salud de personas que sufren otras patologías o viven una situación en la que el seguimiento médico es necesario. Desde Sanitas afirman que muchas de estas iniciativas, como las clases de preparación al parto digitales, se mantendrán como un servicio más dada su respuesta positiva. Tal como recoge la OMS las intervenciones de salud digital, por sí solas, no son suficientes, pero funcionan muy bien como filtro y complemento.

El valor de la tranquilidad
La situación de alarma sanitaria supuso una ruptura en las rutinas de la población. La vida se paralizó y fueron muchos los que comenzaron a padecer ansiedad y estrés, no sólo por estar recluidos sino también por las consecuencias que trajo consigo.
De hecho, según el estudio Sanitas de Bienestar emocional durante el confinamiento, se ha detectado que tres de cada cuatro ciudadanos creen que el bienestar emocional y físico son igual de importantes e incluso un 22% cree que es más importante el bienestar emocional.
En este sentido, tener la certeza de que la telemedicina facilita seguir recibiendo atención sanitaria produce un efecto tranquilizador en los pacientes y sus familiares, especialmente en personas mayores o con enfermedades crónicas.