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Dr. Rabat

Cirugía de pie y tobillo mínimamente invasiva y con postoperatorio ambulatorio

El Dr. Eduard Rabat es cirujano ortopédico, traumatólogo y especialista en cirugía del pie y tobillo. Desarrolla su actividad en su Consulta del Hospital Quirón Barcelona, donde es responsable de la Unidad de Cirugía de pie y tobillo

Dr. Rabat, estamos en medio de la segunda oleada de infecciones provocada por la Covid-19. ¿Están ustedes operando a los pacientes de su especialidad con total normalidad?, ¿qué diferencias hay en relación con el mes de marzo?
En marzo la situación era radicalmente diferente y de una gravedad tal que obligó a un confinamiento total. Durante todo el tiempo que estuvo vigente, se suspendió cualquier actividad quirúrgica no urgente y, de esta manera, hasta finales de abril no reemprendimos la actividad quirúrgica programada.
En el momento actual, en el Hospital Quironsalud Barcelona seguimos interviniendo a nuestros pacientes con toda normalidad mientras las autoridades sanitarias se esfuerzan en mantener la situación bajo control.
En relación con la cirugía del pie y el tobillo, gracias a la práctica de la cirugía mínimamente invasiva, podemos controlar perfectamente el dolor postoperatorio y efectuar el 90% de forma ambulatoria. La cirugía ambulatoria, que implica un paso breve por el hospital, es una forma muy segura de operarse en el momento actual.
Así pues, a todos los pacientes se les practica una PCR previa a la cirugía, máximo 72 horas antes. De esta forma, controlamos que todos los pacientes que están en el bloque quirúrgico no presentan infección por Covid-19. Esto nos da una gran tranquilidad.


¿Cómo es el proceso quirúrgico en ambulatorio?
El paciente acude directamente al bloque quirúrgico para proceder a su admisión administrativa. Allí ya llega con una PCR negativa. A continuación, el personal de enfermería de la unidad lo prepara para la cirugía.
Intentamos citar a los pacientes de forma escalonada para evitar, en la medida de lo posible, las esperas.
A continuación, ya en la camilla, pasamos al prequirófano. Allí la enfermera procede a hacer el check list previo a la cirugía, comprobaciones rutinarias, se marca el pie que vamos a operar y siempre hacemos una última visita. Anotamos comentarios y comprobamos que todo sea conforme a lo programado. Luego el anestesista aplica una sedación suave y procede a dormir el pie que vamos a operar.


Siendo cirugía ambulatoria, ¿podemos decir que, una vez en casa, no sentiremos dolor?
El 90 % de los pacientes que operamos nos refieren no haber tenido ningún dolor en las primeras 24 horas. Evidentemente, no todas las cirugías del pie son iguales en cuanto a gravedad.
Cuando prevemos que por el tipo de patología podemos enfrentarnos a un procedimiento más potencialmente doloroso, tomamos medidas especiales.
El cambio más importante está en la mentalidad de los profesionales. Antes se consideraba normal el dolor postoperatorio que se trataba con fármacos y hoy en día el objetivo es conseguir un dolor cero o, si esto no es posible, que sea mínimo.
Un procedimiento quirúrgico indoloro es el primer paso para una buena recuperación. Esto se consigue mediante las técnicas anestésicas actuales de bloqueos nerviosos y con la cirugía mínimamente invasiva.


¿Cuáles son las técnicas mínimamente invasivas más habituales en el pie y tobillo?
Básicamente la artroscopia y la cirugía percutánea. La artroscopia consiste en acceder al interior de las articulaciones mediante una incisión de medio centímetro.
En el pie se utiliza especialmente en el tobillo: en el tratamiento de lesiones cartilaginosas (osteocondritis) o en lesiones crónicas de los ligamentos del tobillo (esos tobillos que se tuercen constantemente), que son tremendamente frecuentes.
Utilizamos esta técnica para reparar lesiones de los principales tendones del pie, muy frecuentes en los deportistas (tendones peroneos) y en determinadas enfermedades del dedo gordo del pie. También con este método tratamos la fascitis plantar y los neuromas de Morton.
La cirugía percutánea tiene su principal aplicación en las deformidades del antepié como juanetes, metatarsalgia, dedos en martillo, etc. Se realiza a través de mínimas incisiones de medio centímetro, accediendo a los huesos del pie para, mediante osteotomías, corregir las deformidades variando la posición de los mismos.


¿Cirugía abierta o cirugía percutánea? ¿Cuándo se realiza una u otra?
Personalmente, en la mayoría de los casos (90%), aplico la cirugía percutánea por las ventajas que presenta para nuestros pacientes. Con este tipo de cirugía podemos aplicar las mismas técnicas que en cirugía abierta con igual grado de eficacia.
Dolor mínimo o nulo. Ausencia de cicatrices. Procedimientos ambulatorios con una rápida reincorporación a la vida laboral y social. Hoy en día nuestros pacientes no pueden permitirse abandonar su actividad laboral durante mucho tiempo y por esto la cirugía debe adaptarse a sus necesidades.
Evidentemente, sigue existiendo un porcentaje importante de patologías del pie que no pueden operarse mediante esta cirugía mínimamente agresiva. En estos casos es cuando una buena anestesia nos va a asegurar un postoperatorio indoloro, aunque esto comporte medidas como, por ejemplo, un ingreso hospitalario al menos durante la primera noche, igualmente con todas las medidas sanitarias.


¿Cómo es el proceso quirúrgico en una cirugía estándar de juanetes?
Una vez aplicada la anestesia y la sedación, como antes hemos indicado, el paciente entra en quirófano donde lo operaremos con la ayuda de un aparato portátil de RX que nos permite controlar todas nuestras acciones.
Se efectúa la corrección del juanete y del resto de deformidades del antepié mediante pequeñas incisiones de 0,5 cm a través de las cuales podemos trabajar sobre los tendones, sobre el hueso (ya sea rebajando las exóstosis o cortándolo –osteotomías–), e incluso en muchas ocasiones introducimos tornillos a través de estos pequeños cortes. El uso de tornillos es necesario en aproximadamente el 80% de los casos, especialmente en los más severos. Después de la cirugía, el paciente es trasladado a la unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA), donde suele permanecer entre 2 y 5 horas en función de cada caso. Desde allí se autoriza el traslado a su domicilio.


Y a partir de aquí, ¿cómo es el procedimiento?
Una vez que el paciente llega a casa se le invita a efectuar un reposo relativo durante la primera semana.
A pesar de ello, en la mayoría de los casos se les permite caminar con apoyo y con la ayuda de un zapato específico para cirugía de antepié. Este zapato se utiliza durante un mes. A la semana, el paciente puede salir a la calle y, si lo desea, acudir a su trabajo habitual siempre que este no comporte actividad física especial.
Ya en casa, el dolor se controla con medicación sencilla; no olvidemos que el pie permanece “dormido” durante las primeras 24 horas, que es cuando el dolor puede aparecer. Después, gracias a este tipo de cirugía, ya no debe presentarse.
Al mes, el paciente inicia el uso de zapato cómodo o deportivo y a partir de entonces empieza un proceso de reeducación.

Dr. Eduard Rabat. Cirurgía de pie y tobillo

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