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Dr. Josep Lluís Mont Girbau, cardiólogo. Director de la cátedra de arritmias de la Universidad de Barcelona. Arritmólogo del Instituto Cardiovascular – Centro Médico Teknon

Las arritmias en los tiempos de la covid-19

Permítanme la licencia de parafrasear a García Márquez en su novela “El amor en los tiempos del cólera”, para poner de manifiesto que la covid-19 ha afectado todos los ámbitos de nuestra vida y, entre ellos, obviamente, la atención sanitaria. Por una parte, el virus tiene efectos directos sobre el corazón: puede producir inflamación del músculo cardíaco, es decir, miocarditis y arritmias derivadas de esta afectación. Los pacientes que presentan afectación del corazón tienen un curso de la enfermedad más complicado y mayor mortalidad. La infección, por otro lado, puede descompensar pacientes con arritmias y enfermedades cardíacas crónicas, agravando su condición. Sin embargo, las principales consecuencias sobre las arritmias y las enfermedades cardíacas de la covid-19 son debidas a la dificultad de acceder a los cuidados y tratamientos habituales en las  circunstancias actuales, así como al miedo a acudir a las consultas por parte de los pacientes.

Existen numerosos estudios que muestran una disminución importante del número de pacientes atendidos por arritmias. Durante el periodo de confinamiento de primavera, el número de pacientes atendidos por problemas de arritmias se calcula que disminuyó en un 50%. Es decir, que probablemente la mitad de los pacientes que tendrían que haber recibido un tratamiento específico para su arritmia, no lo recibieron. Existen numerosos estudios que demuestran este descenso. Por ejemplo, un estudio poblacional realizado en Dinamarca mostró una disminución del 50% en el número de nuevos diagnósticos de fibrilación auricular (la arritmia más frecuente). Dos estudios realizados en Italia y Francia demostraron un aumento del 50% en los paros cardíacos extrahospitalarios. Un estudio multicéntrico pendiente de publicación, que hemos realizado en Cataluña, en el que han participado la mayoría de los hospitales públicos que implantan marcapasos y desfibriladores, muestra una caída del 50% en el número de marcapasos y desfibriladores implantados durante el período de confinamiento de primavera. Los pacientes que reciben estos dispositivos están en riesgo de paro cardíaco, por lo que durante el período de confinamiento más duro, dejamos de tratar pacientes con arritmias de extrema gravedad.

Esto significa que, como consecuencia de la pandemia, los pacientes consultan menos a su médico y acceden al tratamiento más tarde, no solo en el ámbito de las arritmias sino en todas las enfermedades analizadas. Algunas arritmias muy frecuentes, como la fibrilación auricular pueden mostrar síntomas leves o pasajeros. Sin embargo, el retraso en el tratamiento puede ocasionar embolias e insuficiencia cardíaca, al no haber recibido tratamiento adecuado.

Las razones de este retraso son múltiples. Por una parte, la dificultad para acceder a las consultas médicas, cuando muchas se realizan telefónicamente, pero también el miedo de los pacientes a ser visitados en instalaciones médicas (consultas, hospitales), que son percibidos como fuente de infección. Los profesionales médicos tenemos la responsabilidad de alertar a las autoridades sanitarias y a la población de la importancia de seguir tratando las patologías habituales y debemos tener como objetivo no demorar consultas por otras enfermedades no covid, siempre que la gravedad de la situación lo permita.

Dr. Josep Lluís Mont Girbau

Instituto Cardiovascular Teknon
Vilana, 12, 08022, Barcelona
Tel.: 93 15497 76
www.arritmies.cat
NRS: H08000642