Aliadas de la salud
Valeriana, calma y descanso

Conocida también como «la hierba de los gatos» por la atracción que genera su olor entre los felinos, la valeriana se emplea desde la antigüedad con fines medicinales. Los médicos griegos y romanos le conferían propiedades diuréticas, analgésicas y antitusivas. También se ha empleado tradicionalmente para tratar los dolores de cabeza y los cólicos. Su raíz presenta actividad sedante y se indica en casos de nerviosismo o trastornos del sueño.
Lavanda, contra la irritabilidad

A principios del siglo xx, apuntan en el «Herbario de plantas curativas» (editorial Lauousse), el francés Leclerc reconocía en la lavanda la capacidad de «atenuar la sensibilidad dolorosa y combatir la fiebre». Actualmente, sus propiedades calmantes son apreciadas en caso de insomnio o irritabilidad. Además, se le atribuyen propiedades estimulantes y de facilitar la digestión. En forma de aceite esencial se aprecia por su poder antiséptico y antibacteriano.
Arándano rojo para la salud urinaria

También conocido como cranberry, el arándano rojo americano ha demostrado su eficacia, apuntan en Laboratorios Deiters, en la prevención de las infecciones urinarias debido a uno de sus componentes, las proantocianidinas (PAC), que dificulta que la bacteria E. coli se adhiera a las paredes de la vejiga. Para asegurar una máxima protección, recomiendan que los complementos de este fruto incorporen el ingrediente natural D-manosa.
Tomillo, digestivo y antiséptico

El poder terapéutico del tomillo ya se documentó en el Antiguo Egipto. Su uso como planta digestiva aparece en los papiros de Ebbers
(1.500 a. C), uno de los tratados médicos y de farmacopea más antiguos conocidos. Además, se le atribuyen propiedades antisépticas y expectorantes frente a las infecciones respiratorias; así como digestivas, con poder aperitivo, tónico y antiespasmódico, ayudando a combatir los gases.
Orégano, mucho más que sabor

Como el tomillo, el orégano es una de las hierbas aromáticas más populares en la cocina mediterránea, pero sus posibilidades de uso van mucho más allá de su potencial culinario. En la Antigua Grecia ya se aclamaba como un potente remedio para quienes habían perdido el apetito y se atribuía la capacidad de aliviar las afecciones digestivas y respiratorias. Además, ayuda a combatir el estreñimiento, evita las flatulencias y facilita la digestión.
Equinácea, una aliada durante el invierno

Esta planta nativa de Norteamérica ya era empleada por los indios aborígenes de América del Norte, apuntan en Laboratorios Arkopharma, para tratar las mordeduras de serpientes y aliviar las heridas. Su raíz contiene numerosos principios activos con propiedades inmunoestimulantes. Su uso terapéutico se relaciona también con la prevención y el tratamiento de las infecciones del tracto respiratorio superior, como el resfriado común.
Hinojo, diurético y carminativo

Habitual en los climas templados como hierba silvestre, el hinojo fue una de las especies incluidas por Carlomagno en su acta legislativa «Capitulare de villis vel curtis imperii», que instaba a sus gobernadores a cultivar ciertas especies en las tierras que controlaban. Se emplea para regular el sistema digestivo y contribuir a eliminar los gases. En infusión, estimula el apetito y se le atribuye, además, la capacidad de ayudar a eliminar líquidos y toxinas.
Hojas de alcachofera contra el colesterol

Las hojas de alcachofera, pariente de los cardos, estimulan la secreción de jugos gástricos y, por tanto, facilitan la digestión. También favorecen la producción de bilis en el hígado (acción colerética) y su salida al intestino desde la vesícula. En Laboratorios Deiters apuntan, además, sus propiedades aperitivas (estimula el apetito) y antioxidantes, así como su potencial para contribuir a reducir los niveles de colesterol.
Consejos de uso de las terapias alternativas en pacientes con cáncer
La Asociación Española contra el Cáncer, en su página web www.aecc.es, recuerda que la medicina alternativa que promueve el empleo de terapias de eficacia no probada científicamente sustituyendo a los tratamientos oncológicos convencionales puede ser altamente perjudicial para los pacientes de cáncer y, por ello, su uso se desaconseja con rotundidad. Por otro lado, apunta que algunas terapias complementarias, utilizadas conjuntamente con el tratamiento oncológico y bajo supervisión y control médico, pueden tener efectos beneficiosos para aliviar síntomas, paliar efectos secundarios de los tratamientos y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Con respecto a la utilidad de estas terapias complementarias para los pacientes de cáncer, señala que la evidencia científica analizada muestra que el uso de hierbas y productos derivados de plantas presentan un elevado potencial para desencadenar efectos adversos. Se aconseja, por tanto, no utilizarlos durante los tratamientos de quimioterapia, radioterapia o cuando se vaya a realizar una intervención quirúrgica ya que pueden interferir con la medicación prescrita, alterar la coagulación y producir interacciones con los tratamientos oncológicos. Por ejemplo, añaden, la hierba de San Juan (Hypericum perforatum) altera severamente la eficacia de la quimioterapia y otras medicaciones.