Implantar la cultura de la excelencia empresarial, el gran reto de las organizaciones

Entendida como un conjunto de conceptos y metas destinadas al logro de la máxima eficiencia en la gestión para obtener los mejores resultados, la excelencia empresarial exige nuevas formas de hacer, nuevos conocimientos y habilidades, y nuevas formas de pensar y relacionarse.
El primer paso para la excelencia empresarial es saber cómo se están haciendo las cosas: dar visibilidad a todos los procesos de la empresa y medir el desempeño de los recursos destinados a cada uno de ellos. Esto aporta el conocimiento necesario para establecer las pautas y las decisiones estratégicas para empezar a trabajar con confianza. Las empresas que tengan un mayor control operativo serán las más proclives a alcanzar el reto de la excelencia empresarial.
Diseñar un nuevo modelo de gestión
El diseño de la excelencia empresarial parte de la formulación de un nuevo modelo de gestión destinado a integrar los elementos claves de la empresa: organización, procesos, productos y servicios, tecnología o cadenas de valor. Esto se puede lograr con un liderazgo que impulse la mejora continua, la implicación de las personas, el establecimiento de alianzas estratégicas y la optimización de los recursos disponibles.
Uno de los modelos más reconocidos para fomentar la excelencia en la empresa es el European Foundation for Quality Management (EFQM), elaborado por esta fundación para formular un modelo común de excelencia en Europa. El método se basa en dos principios: análisis detallado del funcionamiento del sistema de gestión en la empresa, y evaluación de cada una de sus áreas según unos parámetros concretos.
Pero lograr la excelencia es un proceso largo y complejo. Es necesaria una gran motivación y perseverancia unida a un pensamiento crítico para reconocer los puntos débiles. El camino adecuado es concentrarse en las áreas de mejora, en los eslabones más débiles del sistema. Para ello, lo primero es comprender cómo se actúa en cada momento, es decir, recopilar toda la información sobre el funcionamiento de cada procedimiento. Una vez hecho esto, ya se puede dar un primer paso definiendo indicadores de control en cada área que apoyen la toma de decisiones.
La excelencia se construye haciendo. Buscando mejores soluciones para cada procedimiento e implantando un enfoque de mejora continua que optimice los recursos y genere nuevas capacidades y habilidades, tanto tecnológicas como personales. Debe ser una práctica constante, que permita mejorar un poco cada día, no sólo en lo que se domina sino para ampliar conocimientos e ideas. Las empresas que dominen sus procesos y tengan una motivación continua de mejora serán las que alcancen sus metas.
La excelencia se construye haciendo. Debe ser una práctica constante, que permita mejorar un poco cada día.
Más información: Great Place to Work®
Las claves de la excelencia empresarial
Una vez analizados los procesos, se pueden establecer las directrices para los cambios hacia una mejora continua:
- Evitar las sobrecargas de tareas que pueden impedir un funcionamiento eficiente de alguna actividad.
- Detectar las prácticas que resultan más eficientes para implantarlas en otros procesos.
- Promover la interacción de procesos afines para ganar sinergias.
- Optimizar la tecnología para elevar la eficacia de los recursos.
- Diseñar iniciativas para buscar elementos que permitan crear valores diferenciales o ventajas competitivas.