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Eugenio Casas Gilberga Propietario y CEO de Insomec Optical Technologies Group

“El futuro de la globalización no puede ser explotar a países emergentes”

Con la humildad y honestidad que le caracterizan, y con la filosofía de sumar culturas e ideas, Eugenio Casas Gilberga, con sus socios alemanes, ha logrado que la tecnología de Insomec haya llegado a los cinco continentes en los últimos tres años.

-¿Cuál ha sido el secreto para que Insomec Optical Technologies haya crecido de forma exponencial en estos últimos tres años?

Nuestro secreto ha sido trabajar bajo la premisa de encontrar gente que sume. Desde nuestros comienzos hemos trabajado con el objetivo de sumar culturas y también ideas, por pequeñas que sean. Intentamos aprender de todos nuestros clientes y proveedores.

Por otro lado, ha sido de vital importancia contar con una estructura dinámica, flexible y autónoma. Yo no trabajo con empleados, sino con socios, con auto-empresarios, que organizan su tiempo y su trabajo de manera totalmente independiente. Gracias a esta estructura singular y a esta filosofía de suma de conocimientos, hemos conseguido llegar a los cinco continentes con unas ventas que ya superan las 60 máquinas anuales.

-¿Cómo empezó todo? ¿Qué le motivó a crear este proyecto?

Durante mi extensa vida profesional he trabajado en diversos sectores industriales ocupando cargos de dirección, organización y desarrollo de plantas o empresas, tanto de índole familiar como multinacionales. Con todo este bagaje acumulado llegó un momento en mi vida, concretamente en el año 2006, en el que quise desarrollar mis propios proyectos, a pesar de que justo entonces me ofrecieron asumir la dirección e implantación de fábricas de material sanitario en Estados Unidos. Finalmente rehusé la oferta y decidí seguir con mis desarrollos.

Insomec Optical Technologies ha desarrollado una tecnología disruptiva que automatiza totalmente el proceso de fabricación de lentes oftálmicas

-Prácticamente Insomec nació a la par que la crisis…

Así es y no cabe duda que fue una época complicada en la que todo el mundo estaba muy “ahogado”, pero, tras cuatro años haciendo prototipos, en 2010 se aprobaron mis patentes para ser explotadas a nivel internacional, y comencé a vender las primeras máquinas en España y Francia.

En todo momento he intentado trabajar con fondos propios, sin recurrir a subvenciones, ni apoyo de grupos de inversión, lo que provocó un mayor esfuerzo creativo y cierta ralentización, pero a la vez, esta situación, nos ha dotado de una gran libertad. De todas formas, no podemos olvidar que también hemos vivido momentos críticos en los que incluso llegué a plantearme tirar la toalla…

-Pero no abandonó…

No lo hice y me alegro, especialmente porque en 2011 el mercado mostró interés por la tecnología de Insomec que ya había comenzado a dar sus frutos. La empresa alemana Team Henrich & Krall GmbH trabajaba en una tecnología similar a la nuestra, por lo que, en vez de competir, decidimos sumar esfuerzos y establecer una colaboración para comercializar esta nueva tecnología de forma conjunta y a nivel internacional. En aquel momento dividimos la producción 50% en España (centro de fabricación Mendieta Bai S.L. en Barcelona) y 50% en Alemania (centro de fabricación TH&K en Frankfurt).

Por otro lado, en 2013 Insomec otorgó a Schneider GmbH & Co, líder mundial como fabricante de máquinas y equipos para la fabricación de lentes, una “Licencia Agreement” que les permitía integrar nuestros productos en su red de ventas mundial, pero respetando nuestros centros de producción. Durante estos últimos tres años estamos vendiendo nuestra tecnología en los cinco continentes.

La globalización es colaboración, es encontrar gente que sume, no que imponga

-Hablando de esta innovadora tecnología, ¿qué utilidad tienen las máquinas de Insomec en los procesos de fabricación de las industrias?

La innovación de estas máquinas reside en haber sido capaces de automatizar un proceso en la industria de la fabricación de lentes oftálmicas que hasta entonces, durante seis décadas, se venía realizando de forma manual. Todo el proceso era muy sofisticado, pero había un punto en el que dejaba de ser automático. En ese punto es dónde entran en juego las patentes de Insomec que logran, en una primera fase, desbloquear la lente y, en un paso posterior, eliminar el film que protege la lente durante el proceso de fabricación. Las maquinas que lo logran son la DBA (Automated Deblocker) y la TSA (Automated Tape Stripper). 

-¿En qué mercados son más fuertes?

Los mercados más fuertes para nosotros en estos momentos son la Unión Europea, Estados Unidos y estamos penetrando en el gran mercado asiático.

-¿Cómo han logrado construir relaciones comerciales de éxito en entornos empresariales tan diferentes al nuestro como es el caso del mercado asiático?

Trabajar en el mercado asiático es difícil ya que ha sido muy castigado por la prepotencia occidental, tienen un resentimiento que dificulta el entendimiento. Pienso que las empresas occidentales deberían estudiar este tema. La globalización debe ser sinónimo de colaboración, de encontrar gente que sume, no que imponga. El futuro de la globalización no puede ser explotar a países emergentes. Este es un gran reto que tenemos los occidentales para que Asia se sienta valorada y confíe en nosotros. 

-¿Cuáles son las patentes que protegen sus máquinas?

A día de hoy contamos con tres patentes en explotación y dos en fase de estudio.

-Para finalizar, ¿en qué innovaciones están trabajando? ¿Qué nos puede adelantar?

Estamos trabajando en la optimización de nuestros procesos, además de en la mejora de los materiales en la producción de lentes. El objetivo es agilizar procesos y emplear materiales más respetuosos con el medio ambiente en el proceso de fabricación de lentes oftálmicas.