Orígenes de nuestra cocina

Frescos, de temporada y de máxima calidad. La península ibérica tiene el privilegio de contar con centenares de productos agroalimentarios y vinícolas certificados con los sellos de denominación de origen o de indicación geográfica protegida. El Nacional rinde homenaje a esos y a otros muchos productos procedentes de las mejores ubicaciones de la Península, adaptando su carta cada mes al ritmo que marcan la huerta, la tierra y las estaciones. Apostar por el producto de temporada asegura una dieta equilibrada y permite consumir los alimentos en su mejor momento, con más sabor y más nutrientes.

1. Vino (Ribera del Duero). En esta denominación de origen, ubicada en Castilla y León, se producen algunos de los vinos de mayor calidad del país. En septiembre esos caldos, que se elaboran con un mínimo del 75 % de la variedad tempranillo, se harán visibles en la carta de El Nacional.
2. Cerezas (Valle del Jerte). Cultivadas artesanalmente entre montañas de más de 2.000 metros de altitud, en el norte de Extremadura, y recogidas a mano con cestas de castaño, como se hacía en el siglo XVII.
3. Espárrago triguero (Granada). En los años treinta, los agricultores de Huétor Tájar recuperaron el espárrago triguero cultivándolo con fines de autoconsumo. Hoy cuenta con su propia IGP.
4. Sandía (Murcia). Pese a que el origen de su cultivo se encuentra en Egipto, el pueblo árabe lo introdujo en la península ibérica durante la Edad Media. A día de hoy, la sandía de la huerta murciana es una de las más reconocidas.
5. Calabacín (Alicante). Cien por cien veraniega, esta hortaliza nació en una de las zonas de huerta de regadío más fértiles de España. Los árabes introdujeron el calabacín en los países mediterráneos durante la Edad Media, aunque griegos y romanos ya conocían sus bondades.
6. Melocotón (Calanda). El Nacional apuesta en agosto por esta fruta cultivada en el Bajo Aragón desde finales del siglo XIX. Para ello, se usa la técnica del embolsado, que consiste en cubrir cada fruto con una bolsa de papel, protegiéndolo de plagas y productos fitosanitarios.
7. Uvas (Penedès). Bajo la influencia del sol y del Mediterráneo, en los viñedos de El Penedès se cultivan distintas variedades de uva: samsó, garnacha, xarelo, etc. Caldos singulares nacen en estas tierras, con tradición vinícola desde del siglo XII. En septiembre, época de vendimia, las uvas también se instalan en la gastronomía de El Nacional.
8. Fresas (El Maresme). Las fresas cultivadas en las zonas más montañosas de esta comarca catalana crecen en un microclima y unas condiciones orográficas perfectas para su cultivo, dotándolas de una calidad inigualable.
9. Tomate (Barbastro). Julio es el mes de este emblema de la huerta barbastrense, cultivado siguiendo una tradición milenaria de herencia árabe. Para muchos, uno de los mejores tomates del mundo.
10. Espárrago blanco (Navarra). El rey de la mesa de Navarra se cultiva sin prisas gracias a un clima mediterráneo templadoy se recoge a mano. Se encuentra bajo tierra, para que no le dé el sol, y se planta durante los meses de febrero y marzo.


Espárrago triguero.
Es delgado, con un porte recto, un tallo oscuro y característico por un intenso sabor amargo-dulce.

Espárrago blanco.
De color blanco y textura suave, goza de poder antioxidante y efecto diurético y es buen compañero de carnes y pescados.


Cereza.
No tiene rabito, es dulce, más crujiente y de color rojo oscuro. Junio es el mejor momento para disfrutar de esta sabrosa fruta.

Fresa.
Su color es rojo intenso, su sabor muy dulce, aunque con un punto de acidez, y su textura carnosa. Rica en vitamina C y antioxidantes.


Tomate.
De color rosáceo, gran tamaño, piel fina y pulpa suave. Con él, ensaladas, gazpachos y salmorejos recuperan el sabor tradicional.

Sandía.
Diurética y rica en vitamina C, la sandía es una de las frutas estrella del verano, ya que está compuesta en un 90 % por agua: hidrata y aporta un sabor dulce, a la vez.


Melocotón.
Una delicatessen que destaca por su color amarillo uniforme y que sorprende por su excelente sabor y dulzura.

Calabacín.
Esta hortaliza, que se puede comer cruda o cocida, es ligera, hidratante y refrescante. Ideal para degustarla en los días de agosto.


Uva.
Las variedades blancas son excelentes para comidas suaves, mientras que las tintas son perfectas para carnes rojas y asados.

Vino.
El tinto es el producto estrella y se elabora principalmente con uva tempranillo. También se produce vino rosado, con matices de fresa.
