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Pau Rubio gerente de Espan Color

“Cuando en el mercado ven que hay proyectos hechos por ti, la gente se interesa y es como una rueda”

Detrás de la fabricación de productos como las pinturas que cubren muchos de los aparatos con los que interactuamos en el día a día hay una variedad de pruebas para asegurar que son seguros y responden a las exigencias del mercado. Espan Color fabrica las planchas metálicas que los fabricantes utilizan para los tests de pinturas diseñadas para industrias como la aeronáutica y la del automóvil.

¿Cómo surgió la idea de crear Espan Color?
La crearon mi tío y mi padre en 1989 para abastecer a los laboratorios. Crearon un servicio específico para proveer a las empresas químicas de barnices, tintas, pinturas, adhesivos, colas, etcétera de los paneles de test de ensayo que requieren para hacer el control de calidad, los nuevos desarrollos, verificaciones, catálogos de colores... Hoy el 30% de lo que producimos lo vendemos en el extranjero, desde empresas pequeñas hasta las grandes multinacionales del sector.

¿Qué les diferencia de sus competidores?
A nivel internacional tenemos dos grandes competidores en Estados Unidos, pero para ellos esto es sólo una parte de su catálogo. Nos diferenciamos porque nos dedicamos sólo a esto, y eso nos hace más flexibles, podemos hacer cosas muy especiales, con tiradas muy pequeñas, porque no dependemos de nadie, lo fabricamos aquí todo. En acero y aluminio, que sólo se hacen grandes partidas y es una cuestión de precio y calidad, estamos a la par con nuestros competidores, pero cuando los clientes quieren hacer cosas pequeñas como pintar sobre acero inoxidable, cobre, latón, hojalata... productos que ya no son tan estándar, tan fáciles de encontrar y de procesar, toda esta variedad es la que nos da la diferencia.

¿Cuáles son sus líneas de negocio?
La primera son los estándar que marca el mercado, de los que tenemos un stock siempre, incluso por cada cliente, con su logotipo. Los grandes clientes tienen programaciones, nos pasan la previsión para seis o doce meses y les vamos suministrando, porque no pueden quedarse sin paneles. La segunda línea es cuando plantean un proyecto diferente y hacemos pequeñas producciones con el acabado que nos piden. Eso nos exige a veces buscar nuevas aleaciones de metales y de materiales plásticos. Y por otro lado, desde hace unos quince años empezamos a hacer catálogos para clientes. Cuando sacan un nuevo catálogo de color, nosotros se lo confeccionamos y se lo entregamos para que lo distribuya.

¿Qué aporta a sus clientes con este nuevo producto?
Es un valor añadido que nos mantiene en contacto con el cliente no sólo a nivel de suministrador sino que le aportamos ideas. El sector del metal ha pasado una época muy mala, con la debacle de la automoción y la construcción, y nuestros clientes han ido a menos, vendían menos y pedían menos. Hasta el año pasado subcontratábamos la producción de catálogos de color y el año pasado fue cuando nos decidimos a hacerlo nosotros, más que nada por un tema de confidencialidad y trato directo con el cliente, porque si trabajamos para dos multinacionales que son rivales, ellos se fían de nosotros, pero si lo llevamos a pintar a otro sitio, entra en juego un tercero. Entonces en 2015 compramos un horno y un laboratorio para hacer muestrarios y eso nos ha ayudado a incrementar nuestra facturación y a aumentar las posibilidades de cara al futuro. Ha empezado bastante bien. Cuando en el mercado ven que hay más proyectos hechos por ti, la gente se interesa y es como una rueda. Hacemos pedidos de hasta 2.000 unidades, y para cuando piden más, nos hemos hecho representantes de Matherson, una compañía italiana de cartas de colores a nivel europeo y mundial.

www.espancolor.com