Xavier Vera Director general de Pàver y Rélem
Pàver 50 años de solidez empresarial
Desde que Pedro Vera y Andrés Palau comenzaran a dar forma a Pàver en un pequeño taller allá por los años sesenta, como se dice, ha llovido mucho, y ahora, con la segunda generación al frente de esta compañía catalana, las estampaciones metálicas pequeñas y medianas de Pàver y los tubos metálicos de Rélem dirigidos fundamentalmente, al sector del automóvil, están llegando a diferentes partes del mundo. Con la apertura de la filial de Eslovaquia en 2011, han crecido de forma exponencial en este mercado y prevén hacerlo aún más. De hecho, en 2025, esperan más que duplicar su facturación.
Tengo entendido que su padre, Pedro Vera, y su socio y amigo Andrés Palau, comenzaron trabajando en un pequeño taller en el barrio barcelonés de Horta. ¿Cómo fueron estos primeros pasos de Pàver?
Los inicios de Pàver los encontramos en la ilusión de dos amigos (Pedro Vera y Andrés Palau) por montar un negocio propio. Pedro Vera (que era mi padre) trabajaba junto a Andrés Palau realizando las nuevas instalaciones sanitarias en lo que en aquella época era la “Residencia del generalísimo Franco” lo que ahora es el Hospital de la Vall d'Hebron, cuando decidieron poner en marcha Pàver. En el año 1959, compaginando sus trabajos, empezaron a trabajar en un pequeño taller ubicado en los sótanos de la casa de Andrés Palau en el barcelonés barrio de Horta.
Aunque empezaron a dar forma a la empresa en el 59, no es hasta mayo del año 1967 cuando se constituye Pàver tal y como la conocemos hoy. Por tanto, el próximo año, celebraremos nuestro 50 aniversario. En el año 67, con la sociedad en marcha, utilizaron los patios traseros para albergar una nave de 150 metros cuadrados dotada de nuevas máquinas con las que hacían utillaje y algunos trabajos de estampación. Sin embargo, pronto necesitaron más espacio, por lo que rápidamente se trasladaron a unas nuevas instalaciones en Granollers.
¿De qué forma evolucionaron desde el traslado a Granollers?
En el año 1971 se construyó una nave de 1.000 metros cuadrados y se trasladó a todo el equipo a Granollers. En el 78 tuvo lugar la primera gran ampliación de las instalaciones, consistentes en 2.500 metros cuadrados más con el fin de continuar creciendo en el negocio de estampación.
La última ampliación se realizó en 2007, consistente en un incremento de superficie entre planta de producción y oficinas de 1.100 metros cuadrados adicionales. Con esta nueva ampliación, la superficie total edificada es de 4.600 metros cuadrados.
Llegados a este punto, cabe destacar que la empresa se desarrolló en paralelo a la industria del electrodoméstico en Cataluña; crecimiento especialmente motivado por el despegue del fabricante de electrodomésticos Corberó. Sin embargo, a finales de los setenta-primeros de los ochenta se inició la crisis del electrodoméstico, así que Pàver tuvo que reinventarse, dirigiéndose entonces hacia el sector del automóvil.
¿Cómo lograron reaccionar ante la bajada de negocio en el sector de los electrodomésticos?
Al principio, los socios fundadores de Pàver comenzaron a establecer contactos con empresas del sector del automóvil, tanto dentro como fuera de España. De hecho, decidieron dar un primer salto a nivel internacional creando una sociedad en México en el año 82. Lamentablemente, la “aventura mexicana” de Pàver coincidió con una época de crisis financiera y económica de aquel país, por lo que transcurridos unos años se vio que el futuro en aquel país no era favorable y se dio por finalizada la etapa de internacionalización. Volvimos a centrar todos nuestros esfuerzos en España porque la industria automovilística estaba en pleno auge. En aquellos momentos, en los albores de la década de los noventa, combinábamos la realización de estampaciones metálicas para la industria del automóvil y la industria de los pequeños electrodomésticos.
Con 4.600 m2 de superficie edificada, Pàver es especialista en estampaciones metálicas pequeñas y medianas para la automoción y el sector de los electrodomésticos
¿Fue en este momento cuando se produjo la compra de la empresa Rélem?
Sí, en ese momento adquirimos Rélem que se dedica a la deformación y el curvado de tubo. La ventaja que nos aportaba esta empresa, era la cercanía a la nuestra (lo que nos ofrecía 1.400 metros cuadrados de nave y 5.000 de suelo industrial). Después de pasar la crisis del 93, ya en el 95-96, Pàver y Rèlem ya comenzaban a trabajar de forma más significativa para el sector del automóvil, por lo que nos certificamos en la ISO 9002 de calidad en la producción, en ambas empresas. Años más tarde, en 2005, nos certificamos en la ISO/TS 16949 (que homologa nuestras piezas de acuerdo a las exigencias de los fabricantes europeos y americanos).
Al trabajar para el sector del automóvil, la exigencia fue cada vez mayor, lo que nos convirtió en una empresa fuerte y también con un marcado carácter de respeto medioambiental.
Al hilo de lo que me comenta, ¿qué decisiones han tomado para poner en marcha dentro de la organización lo que se conoce como “cultura verde”?
En el año 2002 nos certificamos con la ISO 14001, y en el año 2003 dimos un paso hacia adelante al certificarnos en EMAS (Eco-Management and Audit Scheme). A lo largo de nuestra evolución como empresa, hemos hecho cada vez más hincapié en trabajar siempre en consonancia con el respeto al medio ambiente.
Además, han recibido algunos reconocimientos al respecto…
Así es, en el año 2004, Pimec (la patronal de las pymes y microempresas de Cataluña) nos concedió un premio a la gestión medioambiental, al que se sumaron, en los años posteriores, dos galardones más: el concedido por la Cambra de Comerç del Vallès Oriental a la Mejor Industria del Vallès, y una mención especial en los Premios a la Innovación en el Salón del Automóvil. Mención de gran importancia para nosotros, si tenemos en cuenta que Pàver no fabrica productos propios, sino componentes para la industria. Por tanto, aunque no tenemos mucho margen para el I+D+i propio, nuestra filosofía es siempre tratar de innovar para mejorar, a través de la ingeniería, los procesos de fabricación de nuestros piezas.
Pàver trabaja para los principales líderes mundiales del sector de la automoción
Después de la “aventura mexicana” de la que hablábamos antes, ¿cuándo dieron definitivamente el salto internacional?
Aunque ya exportábamos una parte de nuestra producción, en 2011 apostamos por crear una filial en Eslovaquia para poder suministrar a países como Polonia, Hungría y actualmente, también con Serbia.
¿Cuál es el volumen de crecimiento de negocio que están teniendo tanto en España como en Eslovaquia?
En Eslovaquia, este último año, tenemos un crecimiento del orden de un 80%, en España lo estamos haciendo a un ritmo del 18%.
¿Cuáles podemos decir que son las fortalezas de esta compañía?
Nuestros puntos fuertes son: el servicio y la calidad, aunque la calidad ya se presupone al trabajar para un sector tan exigente como es el de la automoción. También diríamos que una de nuestras fortalezas es que “Damos soluciones a nuestros clientes”, trabajamos en innovaciones que mejoren los procesos de fabricación y bajen los costes de los productos. Somos capaces de realizar piezas complejas y con materiales diferenciales.
Para finalizar, ¿cuáles son los proyectos que tienen de cara al futuro?
Hace apenas dos semanas definimos nuestro plan estratégico de expansión en el que determinamos que debemos diversificar más nuestra actividad para poder ofrecer un servicio integral a nuestros clientes. También queremos crecer en tamaño de estampación (pasando de prensas de 250 toneladas a 450). Nuestra hoja de ruta es ambiciosa: en 2020 queremos alcanzar los 22 millones de facturación y en 2025, queremos duplicar estas cifras.