No todas las aguas son iguales

El agua es el componente mayoritario del cuerpo humano y, por tanto, el nutriente esencial para su correcto funcionamiento, responsable de desempeñar múltiples funciones vitales para nuestro organismo. A pesar de su importancia, el cuerpo no tiene capacidad para almacenarla, y cada día pierde, en condiciones normales de temperatura y actividad, en torno a dos y litros y medio a través de la respiración, el sudor, la orina y las heces. En nuestras manos está reponerla, pero, ¿cuál debemos elegir? ¿Del grifo o embotellada? ¿Son todas seguras? ¿A qué deben su sabor? ¿Y su composición mineral?
El agua del grifo es un servicio público cuyo abastecimiento y calidad deben estar garantizados por la Administración Pública. Procede, en su mayoría, de aguas superficiales, y tienen orígenes diversos (embalses, ríos, desalinizadoras, depuradoras...). Este hecho, unido a que para su consumo necesite ser tratada químicamente con el objetivo de protegerla de contaminantes y asegurar que es apta y segura (como, por ejemplo, con la adicción de cloro para eliminar bacterias potencialmente peligrosas), influye en su sabor.
Un sabor que, sumado a la inseguridad que sigue despertando su composición, lleva a muchos consumidores a optar por las aguas minerales embotelladas, situando a España, según datos de la Asociación de Aguas Minerales de España (ANEABE), como el cuarto país de la Unión Europea en términos de producción de este tipo de bebidas, con alrededor de 5.700 millones de litros envasados en 2020.
El impacto medioambiental del plástico asociado a estas cifras, sumado al menor precio del agua del grifo, al hecho de que sea sometida a rigurosos controles de calidad o a que suponga una huella de carbono baja al no precisar el empleo de combustibles fósiles para su transporte, entre otros aspectos, han impulsado que diversos organismos y asociaciones se adhieran a la campaña PROGRIFO, una iniciativa destinada a aumentar el protagonismo del agua de grifo entre la población a través de diversas líneas de trabajo.
Pese a ello, tal y como muestran los datos, son muchos los que optan por las aguas minerales embotelladas. En concreto, durante 2020, los españoles consumieron 120 litros per cápita de aguas minerales que, según la legislación española, deben cumplir los siguientes requisitos para ser denominadas como tales:
• Aguas minerales naturales. Son aquellas que tienen su origen en un estrato o yacimiento subterráneo, brotan de un manantial o son captadas artificialmente mediante sondeo, pozo, zanja o galería, o bien, mediante la combinación de cualquiera de estos sistemas. Se caracterizan por su contenido en minerales, oligoelementos y otros componentes, por su constancia química y por su pureza original. Representan el 96% de las aguas vendidas en España.
• Aguas de manantial. El agua de manantial es aquella de origen subterráneo que emerge espontáneamente a la superficie o se capta mediante labores practicadas al efecto. Sus características naturales de pureza se conservan intactas, dado el origen subterráneo del agua, mediante la protección natural del acuífero contra cualquier riesgo de contaminación.
Tipos y composición de las aguas minerales
Según el Instituto de Investigación Agua y Salud, en España existen más de un centenar de aguas minerales, lo que permite al consumidor elegir un tipo u otro según sus gustos y necesidades.
Su composición es el resultado de un lento equilibrio entre el agua de lluvia o de nieve que se filtra lentamente en las rocas de una montaña y los minerales que conforman esas rocas, que le aportan su singularidad y carácter único. Tras el filtrado, el agua llega hasta un acuífero en el que permanece protegida de cualquier contaminación hasta el momento de su extracción, por lo que no requerirá ningún tratamiento químico ni microbiológico para su consumo. La temperatura, el tiempo de permanencia y la profundidad del acuífero, completarán su personalidad.
Según el Instituto de Investigación Agua y Salud, el consumo de aguas minerales está asociado a diversos beneficios según su composición.
• Bicarbonato. Las aguas bicarbonatadas (más de 600 mg/l) facilitan la digestión y neutralizan la acidez del estómago.
• Calcio. Las aguas cálcicas (más de 150 mg/l) pueden contribuir a prevenir la osteoporosis.
• Magnesio: Las aguas magnésicas (más de 50 mg/l) pueden resultar ligeramente laxantes y ayudar a reforzar los huesos y los dientes.
• Sodio: Las aguas que contienen menos de 20 mg/l de sodio están indicadas en caso de alteración renal, hipertensión o retención de líquidos, así como para bebés y ancianos.
• Flúor: Las aguas fluoradas dosificadas pueden prevenir la caries dental. Un agua se considera fluorada cuando contiene más de 1 mg/l de flúor. Las que tienen una concentración superior a 1,5 mg/l deben incluir en su etiquetado la indicación "contiene más de 1,5 mg/l de flúor: no adecuada para el consumo regular de los lactantes y niños menores de siete años".
• Carbono o gas. Las aguas carbónicas o con gas (más de 250 mg/l de anhídrido carbónico natural o añadido) se relacionan con la capacidad de estimular el apetito y facilitar la digestión.
Mineralización, agua dura y agua blanda
En general, las aguas minerales se clasifican en función de su mineralización, Las de mineralización débil (hasta 500 mg/l de residuo seco) o muy débil (hasta 50 mg/l) dosificadas se asocian con la facilidad en la producción volumétrica de orina y están indicadas para preparar alimentos infantiles y contra cálculos renales. También podemos encontrar aguas de mineralización media (desde 500 mg hasta 1.500 mg/l) o fuerte (con más de 1.500 mg/l).
Por otro lado, en las aguas potables se habla de dureza para hacer referencia a la concentración de minerales disueltos en el agua, principalmente sales de calcio y de magnesio, responsables, entre otros aspectos, de su sabor. Las aguas blandas son aquellas que poseen una concentración de carbonato cálcico menor a 150 mg/l; las duras, entre 200 y 400 mg/l, y tienen peores cualidades organolépticas.
¿Qué información incluye la etiqueta?
La Asociación de Aguas Minerales de España nos brinda las claves para aprovechar la información presente en las etiquetas de agua mineral natural:
• Denominación de venta. Es el nombre con el que se comercializa el producto y está regulado por el Reglamento Europeo de Información al Consumidor y por la legislación específica de las aguas envasadas. Indica si es mineral natural, de manantial o potable preparada (tratada para hacerla potable o de abastecimiento público preparada).
• Composición. Incluye el contenido de sus componentes mayoritarios.
• Mineralización. Determina su composición mineral específica, que depende de las rocas por donde se filtra, así como del tiempo, profundidad y temperatura en la que se encuentre.
• Otros datos de interés como la identificación de la empresa; el nombre del manantial, captación o lugar de explotación; el número de lote, o la fecha de consumo preferente.
PARA SABER MÁS
Asociación de aguas minerales de España
aneabe.com
Progrifo
progrifo.org
Instituto de Investigación Agua y Salud
institutoaguaysalud.es
Sistema de información nacional de aguas de consumo
sinacv2.sanidad.gob.es/SinacV2/Index.do
Aigües de Barcelona
aiguesdebarcelona.cat